En el sueño, un grupo de amigos habíamos quedado a comer y todos éramos conscientes de que estábamos soñando. Desde esa perspectiva nos relatábamos unos a otros las aventuras de la vigilia. Así, Ricardo contó que el departamento de Recursos Humanos de su empresa había puesto en marcha una norma según la cual todos los empleados deberían recuperar al final de la jornada los minutos 'perdidos' en el cuarto de baño. Le dijimos que eso no ocurría ni en las vigilias más locas y sacó del bolsillo la circular en la que venía escrita la norma. ¡Qué cosas más raras pasan cuando estamos despiertos!, nos decíamos entre perplejos y festivos. Pedro aseguró que en su vigilia los trabajos más penosos eran los peor remunerados, lo que, curiosamente, ocurría en la vigilia de todos porque las vigilias de la gente, en general, se parecen más que sus sueños.
El trasluz | Artículo de Juan José Millás Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La cabeza de Einstein
Pedro, que es economista, aseguró que la vigilia estaba montada sobre el delirio del dinero, cuyo respaldo no era otro que el de la fe que le profesábamos. Los billetes son verdaderas estampitas de santos
Einstein.
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