Después dirán que no hay opresión, pero a Jaume Alonso-Cuevillas le obligaron a pagar la botella de vino que -según el encargado del restaurante Mimolet, en Girona- se había trincado. Los restaurantes de la Catalunya toda deberían saber que nuestros próceres no pagan, por algo se han metido en política. Si Cuevillas quisiera abonar la cuenta cuando va de restaurante, se habría quedado en picapleitos, como está mandado. Tanto les han repetido a los catalanes que Girona es la zona cero del lacismo, tanto les han reiterado que aquí somos el paradigma de la soñada 'republiqueta', que es natural que, cuando nos visitan, vengan sin dinero en el bolsillo. ¿Para qué lo iban a necesitar si estamos a su servicio?
Artículo de Albert Soler Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Cuevillas: la opresión llega a los restaurantes
Nadie puede recriminarle a Cuevillas que quiera comer y beber de gorra. Uno se mete en el 'lacismo' para eso
Jaume Alonso Cuevillas, el abogado de Puigdemont, en el Congreso para asesorar sobre indultos
Temas
Lo más visto
- Adiós a otra tienda centenaria de Barcelona: "Cerraremos cuando agotemos las existencias"
- Nuria Roca explica la ausencia de Gonzalo Miró en su programa: "Nos ha cambiado por una mochila"
- Los vecinos del bloque Venus perderán el realojo gratuito en La Mina si no renuncian a pedir indemnizaciones
- Así están las encuestas de las elecciones en Catalunya 2024
- El Ayuntamiento de Barcelona pone fin a la feria de payés de Sant Antoni a petición de los 'paradistas' del mercado