Limón & vinagre | Artículo de Jorge Fauró Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Meritxell Batet, la jefa del circo devorada por los leones

Incapaz de frenar la conversión del Congreso en una taberna de arrabal, Batet se enfrenta, además, a las peticiones de dimisión de los socios del Gobierno

Meritxell Batet.

Tiene este Congreso de los Diputados de la decimocuarta legislatura algo de arrabal, de sitio extremo, de cenáculo tabernario de ideas de escaso fuste, de conciliábulo de diletantes aficionados a la bronca, más de populacho que de representantes del pueblo, que atisba más allá de los leones de Ponzano un espectáculo impropio de sus señorías, entretenidos en la pelotera y el alboroto. Lo fácil es llamarlo circo, aunque por circo guardamos en nuestra memoria los años felices de la infancia, las humoradas del payaso triste y el coraje del domador. Si circo lo llamamos, aunque de forma impropia, Meritxell Batet (Barcelona, 49 años) es la maestra de ceremonias, la jefa de esta carpa de una sola pista donde, a tenor del espectáculo del último mes, no abundan los payasos, pues gracia no hacen, y proliferan las fieras, de las que se espera que lleguen domesticadas cuando toca su número y de las que jamás debe fiarse el domador.