Acaba convirtiéndose en un dolor de cabeza, en algo que no quieres hacer y que te hace sudar. No se habla mucho de ello. Se sufre en silencio, pero si preguntáramos de forma aleatoria si es fácil hacer trámites con la Administración, la respuesta seria unánime. No, en absoluto. Es difícil y a veces puede desesperar. No hace falta pertenecer a una minoría. Pedir un documento, presentar una factura o adaptarse a los horarios de atención al público es un reto y puede llegar a ser una yincana imposible. Hay miles de casos: una madre, con carné de familia monoparental, que después de todos los trámites de empadronamiento le piden los datos del padre de la criatura. Colas virtuales con turnos, comprados por internet, para las tres de la madrugada, trámites presenciales que terminan con la exigencia de un correo electrónico del que no se dispone.
Artículo de Eva Arderius Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Burocracia 2.0 y brecha digital: la culpa no es nuestra, es de ellos
La tecnología, que lo tenía que poner todo más fácil, se ha convertido en el nuevo muro que protege a la Administración y la aleja de las personas
Ilustración de Leonard Beard /
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