De entrada hay que reconocer que Qatar, el primer país árabe anfitrión de un Mundial, es un país sumamente improbable como sede. No tiene tradición futbolística como demostró en el partido inaugural; sufre un calor de muerte que obliga a jugar en noviembre y encima prohíbe la cerveza; su elección frente a los Estados Unidos fue objeto de sospechas que costaron el puesto al presidente de la FIFA; finalmente, su respeto por los derechos humanos es perfectamente descriptible.
Artículo de Jorge Dezcallar Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El Mundial de Qatar
Me pregunto si no le pedimos al fútbol lo que no corresponde al fútbol resolver
Ilustración de Leonard Beard /
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