Encontrar un rival a la altura de Pablo Iglesias para disputarle el liderazgo del campeonato mundial de egos no resultaría tarea sencilla. Su resurrección política de los últimos meses, actuando como una suerte de portavoz plenipotenciario de Podemos, confirma la teoría de que el descenso de la cumbre puede ser más difícil que la propia escalada. Los buenos alpinistas saben mucho de eso. Pero resultaría absurdo -“miserable y estúpido”, por utilizar sus propias palabras- negarle el talento y la capacidad de análisis que le catapultaron tras el 15-M como un nuevo y potente referente de la izquierda. Y también, para muchos, como el enemigo a batir. O mejor dicho, a abatir, cual si de una pieza de caza se tratara porque así se hace la turbopolítica de hoy, a escopetazos.
Artículo de Carles Francino Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Loving Pablo... and Irene
Ante el asedio que soportan ambos políticos nadie que se considere demócrata debería permanecer impasible
El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, y la ministra de Igualdad, Irene Montero, en el acto de la Uni de otoño en el Teatro Coliseum, a 6 de noviembre de 2022, en Madrid (España).
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