Artículo de Joaquim Coll Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El junquerismo es rencor

Los intereses de Aragonès e Illa coinciden en el tiempo. Podrían entenderse, pero está por ver que Junqueras lo permita

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, junto a la secretaria general del partido, Marta Vilalta (i), la consejera de Presidencia, Laugra Vilagrà (2d), y el diputado Gabriel Rufián (d), durante la rueda de prensa que ha ofrecido al término de la reunión extraordinaria de la formación. / Alberto Estévez/EFE

No habrá reforma del delito de malversación. La rebaja de penas por el efecto retroactivo de la ley del 'solo sí es sí' ha escarmentado al Gobierno. Que ocurriera lo mismo, con la excarceración en cascada de corruptos, sería un mazazo tan fuerte que dejaría a Pedro Sánchez electoralmente muerto. Al votante socialista le gusta entre poco y nada que se elimine la sedición, pero al igual que con los indultos piensa en las ventajas de sacar adelante los Presupuestos, los terceros de una legislatura por la que muchos no daban ni un duro y que, en cambio, ofrece un balance bastante positivo en medio de enormes dificultades (pandemia, guerra, inflación, etc.). El problema lo tiene ahora ERC, sobre todo Oriol Junqueras que ya se veía de candidato a la Generalitat en las próximas autonómicas, pues con la doble reforma del Código Penal (sedición y malversación) lograba prácticamente la amnistía y el fin de su inhabilitación. Para meter presión, la semana pasada, en una entrevista en EL PERIÓDICO advirtió al PSC de que para levantarles su veto tenían que apoyar la reforma de la malversación. A Salvador Illa no debió impresionarle mucho, pues tras las palabras confusas de Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, fue el primer dirigente socialista en señalar su incomodidad con la pretensión de ERC.