APUNTE

Mundial de Qatar: disfrutar sin blanquear

Los miembros del equipo argentino miran desde las ventanas de su avión adornado con una imagen del delantero argentino Lionel Messi en la llegada del equipo al Aeropuerto Internacional Hamad, en Doha / AFP/Odd ANDERSEN

Lo oímos cada vez que una competición se traslada a un estado totalitario (viene a la cabeza el discurso de Luis Rubiales con la Supercopa española en Arabia Saudí): el fútbol ayudará a lograr gestos aperturistas, a avanzar en derechos civiles, al progreso hacia valores de igualdad... Y tal y tal. Existe un manido manual al respecto. Una versión de aquello que dijo Bill Clinton cuando cursó una invitación a visitar EEUU al líder de la China de finales de los 90 entre una lluvia de críticas:«Se puede conseguir más con una mano extendida que con un puño cerrado».