Así estamos. Twitter es ahora mismo, y más que lo será cuando Elon Musk levante las barreras, el territorio de la simplificación binaria y chapucera: me gusta; no me gusta. Si me gusta es cierto, irrefutable, seguro. Si no, pues uso el poder de destrucción del clic y queda fulminado, no solo el mensaje sino sobre todo el mensajero. Satisfacción en ambos casos. Hecho. Que lo sepan todos. El planeta respira algo mejor, y el tuitero aún más. Creemos que pisamos tierra firme y avanzamos con paso seguro cuando en realidad somos arrastrados por una marea que se nos lleva hacia la inanidad, mientras nos inocula la ilusión de cada día: ¡Estoy cambiando el mundo! Ni nos planteamos que la libertad de palabra agresiva y la irresponsabilidad de lanzar dardos a diestro y siniestro nos están volviendo peores. Más egocéntricos, más eufóricos, más orgullosos de las propias, inútiles, pasajeras, conservadoras y desesperanzadas bocanadas de indignación.
Artículo de Xavier Bru de Sala Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Twitter: Si no me gusta es 'fake'
La liberación del pajarito tuitero a cargo de Musk no hará más que impulsar el incremento de la agresividad y la intolerancia de los usuarios
Leonard Beard
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