Gárgolas | Artículo de Josep Maria Fonalleras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Después de romper cosas

A pesar de estar cabreados, dolidos y cansados, necesitamos hacer ver que lo estamos, necesitamos la explosión, pero a través de una ficción que se paga

Puedes sacar tu Hulk interior en el centro de ocio Axerum. Tienen una habitación de la rabia.  / Martí Fradera

Hace dos años, mientras oscilábamos todavía entre cierres y restricciones, un empresario de Vilanova decidió abrir un negocio llamado Axerum que se presentaba como la primera 'rage room' o 'anger room' de la península. Es decir, un espacio en el que expresar la rabia o la ira sin consecuencias penales. Ya existían, por ejemplo, empresas que trataban de canalizar el estrés acumulado con una propuesta que incluye lanzar hachas contra un muro de madera, pero hasta entonces todavía no existía, en el país, la posibilidad de encerrarse en una habitación a romper cosas. Hablaba de ello Ana Sánchez en un reportaje de EL PERIÓDICO donde se describía con detalle la vestimenta de los participantes (casco protector con visera, mono, botas militares y guantes de operario especializado) y las herramientas que utilizaban, básicamente barras de hierro (“porque los bates de béisbol se rompen con facilidad”).