La verdad es que hay algo en Piqué que hace que me caiga bien, pero no comprendo exactamente qué. Quizá seamos las dos personas más diferentes del mundo. Quizá salgamos uno junto al otro en un diccionario de antónimos. Se podría decir que ni siquiera pertenecemos a la misma especie. Él es alto y yo no. Él es un triunfador y yo aquí estoy. Él es guapo y yo soy yo. Él tiene iniciativa e ímpetu vital y yo pienso todos los días en sobrevivir hasta la jubilación. Él era un niño rubio e iluminado y yo moreno y ramplón. Él es sociable y con don de gentes y yo pasaría la vida solo en un rincón. Él es del Barça y yo del Castellón. Él es el quaterback que sale con la jefa de las animadoras y yo soy el nerd amigo de McLovin. Él es un hombre de éxito y yo un 'sí pero no'. Él adora ser el protagonista y yo intento que me pierdan de vista. Él es un campeón histórico y yo mejor lo dejo aquí, que tampoco es plan de caer en una depresión.
Barraca y Tangana
El fútbol-tronco
Mundial, ¿qué Mundial? La vida sería mejor con el fútbol-tronco. No me dejéis solo.
Piqué, en el banquillo de Pamplona, su última convocatoria como futbolista /
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