Caleidoscopio | Artículo de Julio Llamazares Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

La piedra negra

Uno no entiende las reacciones de todas esas personas que reciben con recelo a los emigrantes pobres o a los que huyen de los conflictos bélicos sin mostrar ninguna compasión hacia ellos

Migrantes a bordo del barco de rescate ’Ocean Viking’, de la organización humanitaria marítima europea SOS Méditerranée en aguas internacionales en el golfo de Catania. / VINCENZO CIRCOSTA

En un precioso artículo publicado en 'Abril', el suplemento de libros de este periódico, el escritor griego afincado en Suecia Theodor Kallifatides (recuerden: 'Otra vida por vivir', 'El asedio de Troya', 'Madres e hijos', 'Timandra'…) reflexionaba sobre la morriña, palabra que está escrita así, en gallego, en el título de su última novela traducida al español: 'Amor y morriña', y lo hacía rememorando una vieja expresión griega referida a los emigrantes que nunca volvían que dice: tiró una piedra negra detrás de él. A sus 84 años, Kallifatides quizá empieza a pensar que él es uno de esos emigrantes que nunca vuelven a su país y la idea le llena de morriña. Por eso recuerda a Temístocles, aquel antepasado suyo del siglo IV antes de Cristo defensor de Atenas contra el ejército persa, al que derrotó en la famosa batalla de Salamina, que en el exilio, al final de su vida, preguntado por si deseaba ser enterrado en Grecia, exclamó: «En cualquier lugar de la tierra hay una tumba para un hombre bueno».

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