Artículo de Joaquim Coll Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Una vieja historia nuclear

El Gobierno descarta la construcción de un Almacén Temporal Centralizado, pues no quiere imponerlo a ninguna autonomía, y opta porque cada central nuclear guarde sus residuos. La solución es irracional

El Gobierno descarta la creación de un único cementerio nuclear y aboga por que cada central guarde sus residuos

En 2011, EL PERIÓDICO entrevistó a James Lovelock, padre de la ecología moderna, fallecido este julio con 103 años. El tiempo está dando la razón a sus negros vaticinios sobre el cambio climático. Ya entonces me llamó la atención que afirmara dos cosas. La necesidad de apoyarnos en la energía nuclear para transitar hacia una economía descarbonizada. Y que los residuos radiactivos bien gestionados no constituyen ningún problema. Él y su esposa, explicaba, habían vivido tranquilamente 25 años cerca del cementerio nuclear de La Hague (Normandía). Hace una década estábamos discutiendo sobre la construcción de un Almacén Temporal Centralizado (ATC) para los desechos de nuestros reactores en lugar de enviarlos a Francia (pagando, claro está) o almacenarlos en las piscinas de las centrales. Una de las alternativas más solventes era situarlo en la Ribera d’Ebre, donde los alcaldes no veían ningún inconveniente. Pero el Govern de la Generalitat se oponía desde el alarmismo. Catalunya no era una excepción. Mientras todos los municipios candidatos a acoger el ATC estaban encantados, porque iba a suponer una inversión fabulosa, los gobiernos autonómicos estaban en contra, pues quedaba feo acoger un cementerio de residuos nucleares.