Hay una edad en la vida en la que uno está a tiempo de dar un vuelco absoluto y recular, si al final se ha tomado la decisión equivocada. Es ese periodo entre los 40 y los 45 en el que se puede correr el riesgo de cambiar de trabajo, dejar un exitoso bufete de abogados y montar un hotel rural, divorciarnos y echarnos en brazos de alguien 15 años más joven o 15 años mayor, modificar los gustos artísticos y abandonar a las élites que adorábamos de adolescentes para abrazar el 'mainstream', cambiar el sentido del voto, el viraje más lícito y más incomprendido (no cambiamos nosotros, cambian las circunstancias) e incluso pasarse al partido rival. Acaso solo exista una excepción, la de cambiar de equipo, porque hay más probabilidades de saltar al extremo contrario en política que ser del Madrid y hacerse del Barcelona, y viceversa. Es esa edad en que aún se está a tiempo de probar y corregir, y, en caso de fracaso, retornar a la posición inicial y seguir con la vida.
Arenas movedizas Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La crisis de la edad adulta
Hay una edad en que aún se está a tiempo de cambiar el rumbo y retroceder en caso de error y una edad en la que solo queda seguir adelante. Hay políticos en una y otra fase. Probablemente, ganarán los primeros
Ayuso y Feijóo, antes de participar juntos en un acto del PP en Madrid. /
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