Las entidades sociales son uno de los pilares del Estado de bienestar. Impulsan el ejercicio de los derechos civiles, así como los derechos económicos, sociales o culturales de las personas que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad o riesgo de exclusión social. Surgen a partir de la iniciativa ciudadana y tienen fines de interés general y ausencia de ánimo de lucro. Atienden a las personas en todas las etapas de la vida, infancia, adolescencia y juventud, personas mayores, personas migradas y refugiadas, personas con discapacidad, trastorno mental, drogodependencias, con dificultades para acceder a un puesto de trabajo y personas sin hogar, entre otras. En años complicados, como después de la crisis financiera de 2008 o con la pandemia de 2020, estas entidades han realizado una actividad que ha sido clave para mejorar la vida de muchas personas. Y no olvidemos que en estos momentos, en Catalunya, más del 26% de la población está en riesgo de pobreza. También se estima que alrededor del 10% de las personas que trabajan lo hacen en condiciones tan precarias que son pobres.
Artículo de Oriol Amat Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Necesitamos entidades sociales más fuertes
Pese a la contribución fundamental de las entidades sociales, hoy tienen problemas que condicionan mucho su actuación, para empezar, la insuficiente financiación
Leonard Beard /
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