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Rishi Sunak, un destino multimillonario

Su elección como primer ministro de Reino Unido no representa el éxito inclusivo de la democracia parlamentaria, sino el extraordinario poder nivelador del dinero

Rishi Sunak. / HENRY NICHOLLS / REUTERS

El nombramiento de Rishi Sunak (42 años, flaco y orejudo, un título en Oxford y otro en Stanford) como primer ministro del Reino Unido no representa exactamente el éxito inclusivo de la democracia parlamentaria, sino el extraordinario poder nivelador del dinero. Porque si usted se pregunta cuantos otros diputados de padres hindúes pueden encontrarse en Westminster la respuesta es que solo dos: el propio Sunak, que consiguió su escaño en 2015, y un compañero del Partido Laborista. No es una representación muy numerosa en una cámara de 650 miembros. El intento casi desesperado de dotar de cierto exotismo a Sunak, de presentarlo como un líder con un proyecto coherente con objetivos precisos y metodologías claras para afrontar la terrible crisis económica que doblega al Reino Unido está destinado al fracaso. Sunak es simplemente un miembro de ese irresponsable, chanchullero, demagógico y egoísta sector mayoritario de la élite británica que ha arrastrado al país –a los países hoy penosamente reunidos alrededor de la Union Jack– a la catástrofe.