Daniel Thompson, que fue un niño solitario y desconfiado criado en Kansas (EEUU), tenía 17 años cuando conoció a Angie, dos años más joven que él, en un campamento de verano. Se enamoraron, se casaron y tuvieron tres hijos. Él se volvió posesivo y violento con el tiempo. Cuando se enfadaba, la echaba de la cama al suelo y la obligaba a dormir allí. La violencia escaló y empezó a golpearla y a intentar asfixiarla con la almohada. Daba igual que ella llamara a la policía, lograra una orden de alejamiento o se mudara a una casa para mujeres maltratadas. Él siempre volvía y la encontraba, escondiéndose sin ser visto debajo de un coche o de la mesa de su oficina.
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'Yo acoso'
Benditos documentales que, ya era hora, ponen el foco en el agresor y no solo en la víctima
Un niño con una mano extendida, en una protesta contra el abuso sexual infantil. /
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