Artículo de Imma Sust Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El síndrome de la cuota

Creemos que el 'MeToo' cambió muchas cosas, pero si no tuviéramos unas políticas que nos apoyan y luchan por nuestros derechos muchos hombres seguirían pensando que no es necesario contratar a tantas mujeres.

Víctor Gasch y Maria Hervás, de Teatre Nu, con el premio Quim Masó.

La semana pasada tuve una curiosa discusión con un amigo escritor, que me hizo reflexionar. Por lo visto y según su punto de vista, los autores, dramaturgos, guionistas y creadores de contenido masculinos lo tienen muy crudo para encontrar trabajo. "Ahora, todo os lo dan a vosotras", me decía todo sofocado. Los productores saben que, si el guion es de una mujer, es más probable que le den una subvención. A la hora de participar en premios, lo más inteligente es poner un seudónimo con nombre de mujer. Y yo que reflexiono y me pongo triste. Me gusta mucho tener un Gobierno que subvencione las películas creadas por mujeres, me alegra que se obligue a los teatros a programar obras de mujeres dramaturgas, aunque la mayoría están muertas, dicho sea de paso. Pero me gustaría más que eso sucediera de forma natural y no fuera una imposición. Nos creemos que el 'MeToo' cambió muchas cosas y que estamos viviendo una gran revolución feminista, pero la verdad es que si no tuviéramos unas políticas que nos apoyan y luchan por nuestros derechos, muchos hombres seguirían pensando que no es necesario contratar a tantas mujeres.