Artículo de Xavier Bru de Sala Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

En singular y desigual combate

Ambos coinciden en el diagnóstico de las dificultades pero Sánchez gana porque vende ayudas, reindustrialización, optimismo al final del túnel. Feijóo augura la catástrofe

Pedro Sánchez durante el pleno del Senado celebrado esta tarde.  / David Castro

Como en las justas de la edad media, con armadura, al galope y lanza en ristre. Así batallan Sánchez y Feijóo, con la intención de descabalgar al contrincante. La lucha ya no va de milicias, partidos, facciones. Es un cuerpo a cuerpo. Todo para el que gane, el oprobio del polvo para el que ruede por el suelo. En poco tiempo, dos debates en el Senado entre el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición, con los espacios bien definidos, uno a cada lado de la línea que separa a ricos y pobres. Para comprobar la importancia del combate retrocedemos casi 30 años. ¿Recuerdan los debates entre Felipe González y José María Aznar, antes de las elecciones del 93? Felipe lo tenía ya todo perdido, pero al final del segundo y último cara a cara, el presidente acusó al aspirante, cuando ya no tenía tiempo para reaccionar, de querer rebajar las pensiones. Pronósticos cambiados, cuarta legislatura para el gran timonel del socialismo español. Pues bien, los enfrentamientos dialécticos entre sus sucesores al frente de los dos grandes partidos se perfilan según el modelo estrenado entonces, con la gran diferencia de que si en aquella ocasión el socialista fulminó al popular con una lanzada definitiva, Pedro Sánchez sigue el mismo patrón pero a cámara lenta, muy lenta. Hay para más de un año, pero ya sabemos de qué va y de qué irá de aquí a las elecciones de principios del 2024: el defensor de los pobres y quienes lo pasan mal es socialista y se llama Sánchez; el de los ricos y privilegiados, Feijóo.