Un invierno duro, combinado con una escasez en el suministro de gas natural, podrían situar a Europa ante la necesidad de tomar decisiones difíciles en los próximos meses. Un invierno gélido puede costar a gobiernos e industrias una ingente cantidad de dinero para subsidiar la disponibilidad de energía y el pago de las facturas de los servicios energéticos. Al mismo tiempo, los compromisos de acción contra el cambio climático corren el peligro de entrar en vía muerta. Y, lo malo es que no existe ninguna garantía de que este sombrío panorama vaya a despejarse el próximo año.
Artículo de Mariano Marzo Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Demasiados huevos en la misma cesta
España se verá menos afectada que otros países de la UE por la escasez de gas este invierno, pero la componente de precios de la crisis energética sí que tocaría de pleno a nuestro país
Ilustración de Leonard Beard /
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