Leo en un artículo serio que con la pandemia y el confinamiento aumentó el insomnio entre la población y, de rebote, el consumo de melatonina. Costaba dormir y aquello era una ayuda inofensiva: la melatonina no es una droga, sino una hormona que regula los ciclos del sueño, y la dependencia que crea es muy baja. Puede provocar pesadillas en algunas personas, pero ¿qué era la ficción de un sueño molesto frente a las pesadillas de la realidad en una noche interminable? El insomnio sí es el enemigo. He escrito algunos artículos como este de madrugada, desvelado y tratando de engañar al reloj. Se trata de no ponerse nervioso y evitar ese momento en el que, como decía Nabokov, después de dar mil vueltas en la cama, a la izquierda y a la derecha, uno querría tener un tercer lado para probar suerte.
Artículo de Jordi Puntí Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Indicios de la eternidad
Como ocurre con los sueños, cada insomnio es particular y difícil de contar sin aburrir a quien te escucha
Aprobado el primer fármaco para tratar específicamente el insomnio crónico
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