No es una banalidad reducir la producción de petróleo en dos millones de barriles diarios en un contexto donde la inflación galopa desbocada y amenazan otros fuegos. Pues bien, esa ha sido la decisión que ha adoptado el príncipe saudí Mohamed bin Salmán en colusión con el presidente ruso Vladímir Putin, y es natural que haya levantado ampollas, especialmente en Estados Unidos.
Artículo de Eugenio García Gascón Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La guerra de Ucrania y el pulso por el precio del petróleo
Reducir la producción de crudo de manera tan drástica podría beneficiar a Rusia, pero no a Arabia Saudí. Es lo que Washington quiere que Bin Salmán entienda
Mohammed Bin Salman.
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