Artículo de Oriol Junqueras, Carme Forcadell, Raül Romeva y Dolors Bassa Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Contra la fuerza bruta, fuerza democrática

Los reproches a los compañeros de viaje, o anteponer los intereses partidistas a los del país, solo nos hace retroceder

Urna / Leonard Beard

100 años de cárcel. Este viernes hace tres años, el Estado español nos sentenciaba a una condena infame. Pero la pena había empezado dos años antes con una larga y vergonzosa prisión preventiva. Habíamos facilitado que la ciudadanía de Catalunya votara su futuro político. Y eso, para los estamentos más retrógrados del Estado, merecía un castigo desorbitado y ejemplar.

Aquel día no condenaban a 12 personas, sino a todo el pueblo de Catalunya. Enviaban un aviso para navegantes a todas las personas demócratas de este país. Pero esto no nos ha hecho retroceder. Nos sentimos plenamente orgullosos de lo que hicimos. Calle e instituciones. Organizados, sincronizados y con una dirección estratégica colegiada y diversa.

No nos arrepentimos, no podemos arrepentirnos, porque votar no es delito; impedirlo por la fuerza sí que debería serlo. Y queremos reiterar nuestro inmenso agradecimiento por el apoyo, calor y solidaridad de tanta y tanta gente a lo largo de estos casi cuatro años de encarcelamiento.

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Hoy, tres años después, no podemos olvidar que la represión sigue. No solo los presos y presas políticos estamos inhabilitados y nuestros indultos están siendo revisados, sino que hay personas en el exilio desde hace más de cinco años, lejos de casa; una veintena de personas que pueden entrar en prisión próximamente por haberlo dado todo para que el 1 de octubre fuera un éxito; personas que tienen encima la represión económica del Tribunal de Cuentas, un órgano politizado y neofranquista que desea arruinarlos; y algunos han sufrido una vulneración de su derecho a la intimidad por el espionaje ilegal con 'Pegasus', además de las decenas de encausados y encausadas por defender las libertades nacionales.

Sin embargo, la represión ni nos ha detenido ni nos detendrá. La gente de Esquerra Republicana tenemos una larga historia de represión detrás. Y hoy, en la víspera del aniversario del fusilamiento del presidente Lluís Companys, es oportuno recordar una de sus frases célebres: “Tornem a reprendre la nostra tasca després d’hores doloroses”. Continuamos adelante. Con más convicción que nunca y con nuevos aprendizajes. “Tornarem a lluitar, tornarem a sofrir i tornarem a vèncer”, parafraseando de nuevo a Companys.

Y es para vencer que hemos puesto al servicio del movimiento una estrategia clara. Acumular más fuerza democrática y más complicidades, tanto dentro de la sociedad catalana como a nivel internacional, para ser más y más fuertes y, así, estar más preparados para ganar la República Catalana. El Estado tiene la fuerza bruta, y la represión es la muestra más cruel. Contra esto, nosotros hemos de garantizarnos al máximo la fuerza democrática y congregarnos a través de una vía amplia en los grandes consensos. La razón democrática es, debe ser, la alternativa a la fuerza bruta. Solo así ganaremos la independencia nacional.

La vía amplia pasa por la defensa de la amnistía y la autodeterminación. Para desjudicializar una causa eminentemente política y, al mismo tiempo, conseguir que la sociedad catalana exprese si quiere, o no, un estado independiente en un referéndum reconocido y homologado internacionalmente.

El Acuerdo de Claridad propuesto por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, concreta la vía para el ejercicio de la autodeterminación. Recogiendo la voluntad del 80% de la sociedad catalana que quiere poder establecer cómo y cuándo Catalunya debe volver a votar sobre el futuro político del país.

Los republicanos y republicanas tenemos clara la estrategia que nos llevará a la victoria. Por eso, no nos convencerán nunca los que optan por ser menos y más débiles. Y tenemos claro, también, que la transversalidad y la diversidad son una de las grandes riquezas de nuestro movimiento. Y que los reproches a los compañeros de viaje, o anteponer los intereses partidistas a los del país, solo nos hace retroceder.

Persistiremos en nuestra causa, porque es justa y necesaria. La independencia es la única forma de garantizar una vida digna y un futuro próspero al pueblo de Catalunya. La única herramienta para conseguir las transformaciones feminista, ecológica, social y democrática con toda plenitud. El único medio para preservar y defender nuestra lengua y nuestros derechos. Es un proyecto legítimo, justo y esperanzador que no tiene competidor. Y aunque el camino pueda ser más largo y doloroso de lo que quisiéramos, es inevitable. Persistiremos. Por las personas luchadoras que nos han precedido, por todos y todas nosotros, y por las que vendrán.