Artículo de Joaquim Coll Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Liberarse de Junqueras

Que el líder republicano condicione al nuevo Govern es una injerencia que Aragonès no debería permitir porque cuestiona su autoridad como 'president'

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, junto a la secretaria general del partido, Marta Vilalta (i), la consejera de Presidencia, Laugra Vilagrà (2d), y el diputado Gabriel Rufián (d), durante la rueda de prensa que ha ofrecido al término de la reunión extraordinaria de la formación. / Alberto Estévez/EFE

Para que el nuevo Govern no entre en vía muerta dentro de unos pocos meses, Pere Aragonès necesita aprobar los presupuestos de 2023. No hacerlo sería una irresponsabilidad enorme en medio de los problemas económicos actuales y supondría un gravísimo hándicap para llevar a cabo los proyectos financiados con fondos europeos. La irresponsabilidad sería doble porque las condiciones son propicias para su aprobación. Es evidente que Junts no va a facilitárselo porque en buena lógica le exige que primero se someta a una moción de confianza. Reconozcamos que Laura Borràs, aun estando a las antípodas de su pensamiento, tiene razón: Aragonès ya no cuenta con los 74 votos que le invistieron 'president' en mayo de 2021, y debería preguntar al Parlament quién le apoya. Ciertamente, no está obligado, y puede suplir esa falta de legitimidad democrática si saca adelante las cuentas. Para ello necesita el apoyo del PSC y de los Comunes. No hay más cera que la que arde. Ahora bien, Oriol Junqueras fue muy taxativo hace unos días en su descalificación hacia el PSC y prefiere antes prorrogar los presupuestos que negociarlos con la formación de Salvador Illa. El líder republicano, que sigue gastando unos ademanes curiles, practica la vieja estrategia pujolista de pactar en Madrid con el PSOE, mientras en Barcelona descarga toda su bilis contra los socialistas.