Casi sin darnos cuenta, acabamos cosificando las guerras y las reducimos a imágenes en plano abierto de bombardeos, planos cortos de edificios destruidos, algunos cadáveres y muchos heridos. Nos cuesta contar la guerra con la crudeza que lo hizo Kubrick en 'La chaqueta metálica'. Pero aún nos cuesta más descomponerla en historias concretas, no solo de muerte y destrucción, sino también, y sobre todo, de vidas truncadas y cambiadas para siempre. Hoy hemos hecho en el diario un despliegue para mejorar nuestra manera de explicar la guerra y ponerle caras. Hemos hablado con un preso que estuvo en una cárcel rusa en Ucrania, con un profesional que ha llegado a España huyendo de la movilización militar de Putin, con otros que se marcharon a Turquía para evitarlo y con algunos que están orgullosos de combatir por Rusia aunque sea la de Putin. Completamos este mapeo con una entrevista a Andrei Kurkov, que acaba de publicar la primera novela sobre la invasión rusa de su país.
NEWSLETTER Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Cuando le ponemos caras a la guerra en Ucrania
Sasha Kreyn, en la calle de Fuencarral, en Madrid, el pasado viernes. /
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