Deberíamos tener mucho cuidado con las palabras. Legitimidad, por ejemplo. El diccionario es diáfano. Legítimo es todo lo fundado en derecho, válido porque es conforme a ley. Y también se refiere a lo genuino, en contraposición a falso. Laura Borràs, especialista en asuntos lingüísticos, debería saberlo. Dice que el nuevo Gobierno de Pere Aragonès "no tiene legitimidad política ni democrática". Esto es falso, pues, porque resulta que se ajusta a la legislación y porque es una respuesta absolutamente democrática a un reto político, que es lo que hizo Junts al salir del Ejecutivo. ¿Es débil? No digo que no. Es evidente que ante la futura aprobación de los presupuestos, más allá de las contradicciones internas de Junts, deberá contar con un apoyo parlamentario que, por ahora, no tiene ni mucho menos asegurado, aunque las insinuaciones de Pedro Sánchez dan que pensar en un abrazo socialista para asegurar, al menos momentáneamente, la estabilidad. ¿Que de ahí se puede deducir una derrota gubernamental y la convocatoria de elecciones? No digo que no.
Gárgolas | Artículo de Josep Maria Fonalleras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Exageraciones y legitimidades independentistas
El Govern es débil y tendrá que realizar muchos equilibrios, pero es legítimo. Hasta que se demuestre lo contrario
El nuevo Govern, recién constituido. /
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