Esquerra ha logrado su gran objetivo inconfesable: eliminar a su hermano mayor, huir por fin de la casa donde se sentía acomplejado y empezar una nueva vida. Los republicanos han sido sumamente hábiles y aprovecharon un error de principiante de Junts (la famosa cuestión de confianza, tan mal planteada por el diputado Batet) para encontrar la coartada perfecta para decapitarlo y así empujar a las bases de su rival para hacerse el 'harakiri' final. Ha sido un plan aparentemente impecable en el que, en una de estas paradojas esquizofrénicas que solo podían suceder en el 'procés' ya extinto, han coincidido por una vez los intereses de Junqueras con los de Puigdemont: los dos querían que Junts saliera del Govern, los dos querían liquidar a la antigua Convergència, aunque por razones opuestas.
Artículo de Ernest Folch Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Las debilidades de Esquerra
La ficción de un Gobierno amplio no puede esconder la cruda realidad: Esquerra ha liquidado a Junts pero cuenta con 33 exiguos diputados y Junqueras tendrá que aceptar que está en manos de Illa y Pedro Sánchez
El presidente de ERC, Oriol Junqueras, junto a la secretaria general del partido, Marta Vilalta (i), la consejera de Presidencia, Laugra Vilagrà (2d), y el diputado Gabriel Rufián (d), durante la rueda de prensa que ha ofrecido al término de la reunión extraordinaria de la formación. /
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