Una antigua biblioteca privada se suspende sobre un acantilado en la costa atlántica, azotada por el viento y la lluvia frecuentes, en una curiosa carrera contrarreloj antes de la caída inevitable. Cuando se levantó el edificio, en 1785, no bordeaba un precipicio, pero la erosión del terreno por el desgaste de los elementos da una muerte anunciada del bello templo de Mussenden, que parece de puntitas asomado a su fin. Nació marcado por el fatalismo. Su propietario quería copiar un edificio romano, el templo de Vesta de Tívoli, después de asumir que no le dejaban traérselo piedra a piedra, una oscura tradición británica, la del expolio.
Modelo urbanístico
La destrucción de la Rambla
Toda obra nueva en la ciudad, sobre todo las significativas, lleva ese aire de nostalgia por lo que no pudimos conservar
Barcelona empieza las obras de la Rambla /
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