El tiempo está hecho de una harina artificiosa, y cada cual lo amasa a su manera. Algunas personas son capaces de fabricarse jornadas preñadas de horas, esponjosas como hogazas de pueblo, mientras otras, entre las que me cuento, achicharramos la ‘baguette’ del día en cada hornada, sin hueco para nada, entre resoplidos, batallando con el concepto mismo, con la naturaleza ‘blandiblub’ del tiempo. Sobre todo desde que impera la prisa tecnológica. A cada instante irrumpe un 'email', un Whatsapp, un aviso, una llamada carcoma, «¿hablo con el titular de la línea?».
La espiral de la libreta Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El tiempo en la era de la prisa tecnológica
Ningún reloj como el de arena simboliza mejor la finitud de la vida
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