Joan Laporta y su círculo de confianza deben hacer el esfuerzo de caminar sobre una línea fina al hablar de los capitanes del FC Barcelona. Eduard Romeu, el vicepresidente deportivo, dijo ayer lo que ya sabíamos, que la masa salarial está disparada y que hasta que los capitanes no acaben contrato, en dos temporadas, no se va a estabilizar. «Pero quiero remarcar que no es culpa de nadie, es una situación heredada», suavizó. La línea es fina, porque se entiende desde dentro que lo decente es no malmeter contra Piqué, Busquets y Alba, tres leyendas, y a la vez no hacerse sangre mordiéndose la lengua. Hay lo que se define como una decepción hacia ellos, sobre todo los dos primeros (al tercero se le considera causa perdida). Se pensaba que habían alcanzado un acuerdo en verano para la reducción de sus imponentes fichas y a la hora de firmar los jugadores y los agentes respondieron con la negativa (uno) o el silencio (el otro).
APUNTE
¿Y si llega una buena oferta por Pedri?
Pedri, rodeado de varios contrarios cerca del área interista. /
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