Hay una lógica natural en que, después de la Setmana del Llibre en Català, en el Moll de la Fusta, Barcelona tenga la Fira del Llibre d’Ocasió Antic i Modern, en el paseo de Gràcia (sigue ahí hasta el domingo). Hojear libros en las paradas de ambas citas es una lección de realismo, sobre todo para los autores y editores. La Fira es el territorio de los libros antiguos, viejos y agotados, de las primeras ediciones, reliquias y tesoros, pero también de los volúmenes que han sobrevivido a crisis editoriales, sellos enterrados y papel guillotinado. No es ningún misterio, pues, que el destino de una parte de los libros de la Setmana será, con suerte, acabar en la Fira. Quizás no sería una mala idea que, con la compra de un título nuevo en la Setmana, los clientes recibieran un vale de descuento para gastar en la Fira. Así se pondría de manifiesto que la vida de un libro es muy larga y en ocasiones pasan años de soledad y polvo hasta que lo adopta un nuevo lector.
Artículo de Jordi Puntí Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Viejos libros nuevos
Esta semana he ido a la Fira y he constatado dos hechos que van unidos: cada año hay menos paradas, pero cada año también mejora la calidad
Parada de la Fira del Llibre d’Ocasió Antic i Modern.
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