El sábado se cumplen cinco años exactos de aquel 1-O de las urnas y las porras, el culmen de otro lustro de movilizaciones masivas en la calle. De ilusiones rotas, grandes batacazos, torpezas, brechas de difícil sutura. Visto en perspectiva, despojando de hojas el corazón de la alcachofa, el asunto se comprime en una verdad última: aun cuando la aspiración a la independencia es legítima, no se puede pasar por alto ni despreciar la opinión de la otra mitad de catalanes. Punto. No hay más cera que la que arde.
La espiral de la libreta Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
1-O: no hay más cera que la que arde
Estrenaré octubre con los dietarios de Miquel Pairolí, a quien el cáncer se llevó antes de hora
Una urna en un colegio durante la jornada del 1-O /
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