Aunque pueda parecer inicialmente chocante -¿quién puede estar interesado en reventar unos gasoductos que le sirven para obtener considerables ingresos?-, todo apunta a que Rusia ha decidido dar un paso más en su escalada en la zona gris de una guerra hibrida en la que está inmersa hace tiempo. Se trata de acciones que están diseñadas para enviar mensajes y dañar parcialmente los intereses del contrario, pero que, vistas individualmente, no llegan a traspasar el umbral que pueda desencadenar una respuesta militar inmediata por parte del adversario. Destrozar esos gasoductos, por otro lado, no está técnicamente al alcance de Ucrania y tampoco cabe pensar que Kiev se arriesgue así a perder el apoyo occidental; mientras que Estados Unidos simplemente no necesita hacerlo para reforzar la tensión con Moscú, poniendo en peligro la relación trasatlántica.
La campaña militar (67) | Artículo de Jesús A. Núñez Villaverde Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Explosión de gasoductos, un paso más en la guerra híbrida
Putin envía un claro mensaje a quienes se empeñan en apoyar a Kiev, empleando su riqueza gasística como un arma tanto o más importante que las militares desplegadas en Ucrania
Vista aérea de una fuga en el gasoducto Nord Stream cerca de la isla de Bornholm, en Dinamarca.
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