Arenas movedizas | Por Jorge Fauró Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

La España de Luis Enrique

Cansada de la falta de transparencia del debate político, la sociedad ha puesto en marcha sus propios mecanismos de distracción

Luis Enrique, durante el partido de fútbol de la Liga de Naciones de la UEFA entre Portugal y España en el Estadio Municipal de Braga. / RFEF/PABLO GARCIA

España juega a la contra. Cuando en Europa gobiernan de forma mayoritaria los partidos de derechas, aquí lo hacen las izquierdas. O al revés. Rara vez coinciden. Cuando una ola de conservadurismo del ala más dura sobrevuela algunos países del G-7, léanse Italia, Francia, Reino Unido o Estados Unidos, donde gobierna una versión edulcorada de la socialdemocracia frente al trumpismo rampante, en España se diluyen los ecos de la ultraderecha, difuminados en las encuestas del CIS y en un par de citas electorales a causa de las cuitas internas y de lo que los medios decidimos abreviar con el sobreentendido de ‘efecto Feijóo’. Mientras una parte del país, una parte pequeña, no vayan a creerse, estudia las diferentes opciones fiscales que se anuncian desde distintos gobiernos autonómicos, otra porción de españoles, probablemente más numerosa, anda debatiéndose a cara de perro entre la selección de Luis Enrique y los cuernos de Tamara. La actualidad por un lado y la sociedad por el otro.