Salgo del cine Aribau con la cabeza gacha, casi escondiéndome de mí misma, porque, aun cuando me las doy de muy campera, todavía no había visto ‘Alcarràs’, que ya va camino de los Oscar. Enorme el personaje del abuelo, el ‘padrí’ Rogelio, con esa mirada hacia dentro, ensimismada, que tantas veces se observa entre las gentes del campo; un payés que se crece en la escena en que, sentado bajo la higuera, un viento repentino, como del mal agüero, levanta tierra entre las ringleras de melocotoneros y paraguayos y le susurra al oído: "tu tiempo ya pasó". Al ‘padrí’ lo arrumbó la marea de los años. Nació en una época en que los tratos se hacían de palabra y aún se entonaban canciones de trilla, como la que les enseña a los nietos: «Si el sol fos jornaler,/ no matinaria tant./ Si el marquès hagués de batre/, ja ens hauríem mort de fam». Está por ver si la Academia norteamericana entenderá la película, pero da igual, porque Carla Simón —qué buena elección de pregonera— ha hecho un trabajo excelente. El campo es justo lo que retrata: supervivencia y derribo, los precios de la desvergüenza.
La espiral de la libreta Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Un viento aciago entre los frutales de ‘Alcarràs’
La España vaciada no precisa letanías, sino autobuses, servicios, medios
Fotograma de ’Alcarràs’, de Carla Simón. /
Temas
Lo más visto
- Pensionistas, solo cobraréis una parte de la paga extra en junio: esta es la razón
- Estas son las enfermedades que la yuca ayuda a combatir
- ¿Qué es el muguet y de dónde viene la tradición de regalarlo el 1 de mayo?
- Los Mossos alertan de este método de robo: "Antiguo pero recurrente"
- Barcelona descarta replicar el modelo de ejes verdes al costar su mantenimiento diez veces más que en otras calles