¿Por qué hacemos cola, si no es por necesidad? ¿Por qué se han empeñado, pongamos por caso, todos estos ciudadanos británicos (y algún turista) en hacer colas kilométricas (de espacio y de tiempo), agotadoras colas de día y de noche, horas y horas de caminar lento y parsimonioso, para pasar tres minutos, a lo sumo, en la gran sala del Palacio de Westminster para contemplar no el cadáver (eso son cosas del Vaticano o del Kremlin) sino un féretro de roble inglés, forrado de plomo y envuelto con una bandera? Para decir que estuvieron ahí. Para sentirse protagonistas de la historia. En unos tiempos en los que necesitamos la certificación de la imagen propia para mostrar y demostrar que estuvimos allí, que hicimos o vimos, se nos ofrece una circunstancia inesperada. Sin móviles a mano, sin la posibilidad de dejar constancia de la vivencia, los miles de ciudadanos que fueron a ver a Isabel II sólo podrán decir que estuvieron allí porque saben que estaban allí. Y eso lo recordarán siempre, como si fuera el hito de sus vidas (hay quienes así lo han dicho), sin más notario que su recuerdo.
Gárgolas | Artículo de Josep Maria Fonalleras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La última de la fila
¿Por qué se han empeñado todos estos ciudadanos británicos en hacer colas kilométricas para pasar tres minutos en Westminster y contemplar un féretro de roble inglés, forrado de plomo y envuelto con una bandera? Para decir que estuvieron ahí
Ciudadanos muestran sus respetos a la reina Isabel II durante el paso del féretro de la monarca por las calles. /
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