Artículo de Albert Soler Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El oficio de sujetador

Yo, de verme con el paso de los años en situación como la de Juan Carlos, preferiría un andador que un sujetador, llámenme clásico

Los reyes eméritos de España, Juan Carlos y Sofía, a su llegada a la abadía de Westminster. / MARCO BERTORELLO / AFP

No solamente las reinas usan sujetador, ahí está el emérito para demostrarlo. Juan Carlos acudió al funeral de la prima Lilibeth con sujetador, es decir, con un mozo a su lado que le sujetaba, así lo aconseja lo precario de sus fuerzas. Trabajar de sujetador del rey no es tarea sencilla, y no solo porque un único instante de despiste podría acelerar otro funeral, real morrazo mediante, sino porque no es un oficio que quede muy elegante en las tarjetas de visita: «Fulano de tal. Sujetador de rey». Uno puede acogerse a algún sinónimo para disimular, pero «sostén de rey» no es que mejore demasiado la cosa.