Un intruso se coló este domingo en el Palacio de Buckingham en la recepción que el rey Carlos III ofrecía a los líderes mundiales que un día después participarán en el funeral de Estado de su madre, la Reina Isabel II. Estaba invitado, sí, pero su presencia duele y es incomprensible por mucho que se llame Juan Carlos I, vaya acompañado de su esposa , Sofía, y tenga el título de rey emérito. Que le acompañen en esta ocasión histórica otros monarcas que por abdicación ya no ejercen, en Bélgica o los Países Bajos, tampoco es disculpa para una invitación que nunca debió aceptar el rey expatriado, que no coincidía en un acto oficial con los reyes Felipe VI y Letizia desde 2020.
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El fin del mirlo blanco Juan Carlos I
Una serie de HBO minimiza los mayores escándalos del emérito, que no debió ir a Buckingham
Rey Juan Carlos y Queca Campillo /
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