Enfurruñamientos mínimos de los últimos días: un atasco en el fregadero, el escape de agua de la vecina de arriba, una metedura de pata, una falda olvidada en el armario de un hotel en Málaga y Hacienda, que no ingresa la devolución ni a tiros. Andaba enfrascada en estas menudencias cuando la lectura de un email ha recortado a láser la dimensión exacta de las cosas, su importancia: mi amigo P. ha salido de la depresión después de casi un año encerrado en el sótano del horror, de la llovizna gris. Escribo «amigo» por simplificar. No pertenezco al círculo íntimo que ha estado al pie del cañón, pero siento por P. un afecto sincero, y lo admiro. Una persona de las que van de frente. Un disfrutón de la vida.
La espiral de la libreta Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La depresión, el horror de la llovizna gris
Del pozo se sale; llega un día en que la cabeza hace "el puto clic"
El escritor norteamericano William Styron.
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