Gárgolas | Artículo de Josep Maria Fonalleras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Entre la lluvia de cuchillos del independentismo

La manifestación de la Diada ha sido vista no como una renovada confirmación de la capacidad de movilización, sino como el resultado de un encuentro incierto y que ha acabado con la victoria de Junts y la derrota de ERC

Independentistas / Elisenda Pons

No hace falta ser un analista político informado para comprobar que el movimiento independentista vive los momentos más críticos de la historia reciente, en los últimos cinco años, en una espiral de reproches, mentiras o medias verdades, acumulación de bilis (la amarilla, colérica; y la negra, depresiva), sacas y sacas de desprecio. La manifestación de la Diada ha sido vista no como una renovada confirmación de la capacidad de movilización, sino como el resultado de un encuentro que se preveía incierto y que ha acabado con la victoria de Junts, que la apoyaba, y la derrota de ERC, que no quiso participar en la convocatoria de la ANC. El tuit de Puigdemont es bastante significativo y es un ejemplo de cómo hacer ver que se dice algo mientras se predica lo contrario. "Han estigmatizado la manifestación" quiere decir que ERC la estigmatizó. "Y han fracasado". ERC ha fracasado. Es decir, ganamos nosotros, gana Junts, que sigue apostando por una dinámica incierta, sin definición política más allá de gestos simbólicos. Sin novedad. "Hoy", escribe Puigdemont, "la corriente central del independentismo ha demostrado inclusión y fortaleza". Inclusión, no, Carles, porque si quienes "boicoteaban la participación" han "fracasado", señal de que no los tenéis presentes en esa "corriente central", la que ha ganado. Son enemigos. Sólo cito este mensaje del expresidente, pero podríamos recoger unos cuantos más, todos en la línea de traspasar la responsabilidad histórica del movimiento a “la gente”, al “pueblo”, a la masa, en detrimento de la rechazable política convencional.