NEWSLETTER Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Aragonès en la hoguera terraplanista

El ’president’ de la Generalitat, Pere Aragonès, con los líderes de Òmnium, ANC y AMI. / Ricard Cugat

El pasado fin de semana 500 terraplanistas se reunieron en Barcelona. Los asistentes eran gente de buena voluntad que, por motivos distintos y diversos, han perdido la confianza en el sistema. Y consideran que la ciencia es la base del sistema. De manera que, para derribar el edificio, minan los fundamentos. Ellos no son el problema. El problema son los que estaban en el escenario que los convocaron para hacer negocio. Son, en muchas ocasiones, científicos rebotados que utilizan sus conocimientos para vengarse de su antiguo gremio. No viven al margen del pensamiento científico, sino que lo reinterpretan según su conveniencia. ¿Cómo hay que responder a este desafío? No es fácil. Los terraplanistas erran en las soluciones, pero acostumbran a acertar en identificar el malestar con el sistema. Un malestar que tiene una base, pero a la que responden con soluciones que no lo son.