Artículo de Ernest Folch Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El secuestro de la Assemblea

Que la Diada del 2022 sea mucho menor que la del 2012 es también responsabilidad de la ANC: menos gente y más enfadada, pérdida de influencia y proclamas antipolíticas

Manifestacion de la Diada en la avenida del Paral·lel de Barcelona / Manu Mitru

El problema del independentismo con sus manifestaciones es que no aguanta las comparaciones consigo mismo. 150.000, 300.000 o 500.000 personas son cifras impresionantes, que ya quisieran para si la gran mayoría de protestas que se generan en Europa, pero comparadas con el millón o incluso los dos millones que se llegaron a alcanzar entre 2012 y 2015 parecen poca cosa. Lo mismo sucede con la foto de la multitud llenando este pasado domingo el Paral·lel, que siendo muy notable parece descolorida al lado de la brutal exhibición de fuerza que eran las imágenes aéreas de toda la Diagonal o la Meridiana repletas de gente. Así, ni que sea por contraste, el movimiento aparece, incluso en el día que hace una manifestación de fuerza, deshinchado y muy lejos del vigor que exhibía hace no tanto. Y aunque una parte del independentismo es especialista en autoengañarse, los hechos son tozudos: la manifestación de la Diada ha reducido su capacidad de movilización a una quinta, séptima o incluso décima parte de lo que conseguía hace relativamente poco. Esto no quiere decir, como hace una parte importante del sistema político y mediático central, que pueda ignorarse o incluso menospreciarse: aunque mucho menos enérgico, sigue latente un deseo evidente de cambio en el 'statu quo' en una parte importante de la sociedad catalana. Pero entre aquellas movilizaciones que dieron la vuelta al mundo y esta última descafeinada han pasado muchas cosas que ayudan a entender la bajada: la interpretación errónea del 1-O, la dura represión, los intereses partidistas, la pérdida de transversalidad del movimiento, y una larga lista de evidencias ya analizadas.