BARRACA Y TANGANA

Ya quedaremos

Es triste pero es real: cuando era niño y me metía en la cama fantaseaba con golazos por la escuadra y jugadas increíbles, y ahora cuando me acuesto sueño con lesiones leves pero suficientes para salir del campo de una manera digna

Lewandowski se lleva el balón a casa tras marcar tres goles al Viktoria. / Jordi Cotrina

Es una temporada interesante para la gente como yo, que arrastro tareas vitales pendientes desde el año 2002. Como tengo vacaciones en la segunda quincena de septiembre, he pasado el verano acumulando citas para esos días. Sin duda, he pronunciado las palabras “ya te digo algo en septiembre y quedamos un día” por encima de mis posibilidades, porque seguro que llegan esas semanas y me apetecerá lo de siempre: estar con mis hijos, no hacer nada o ver partidos. El asunto se complica todavía más porque he prometido cafés, comidas y cenas en varias ciudades de un par de países, debo leer no sé cuantos libros y ver un millón de series imprescindibles y además, para esa quincena mágica que ya vislumbro en el horizonte con falsos pensamientos felices, tengo una pila de correos que contestar, muebles que comprar, facturas que revisar y ese tipo de labores-termitas que nos van carcomiendo la ilusión por la vida.

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