Una amiga mía profesora me contó una vez que, cuando iba a empezar el curso en un centro privado, la jefa de estudios le dijo: «Mira, entre los alumnos tienes una chica que sufre epilepsia, otro un trastorno de espectro autista y hay uno que tiene brotes violentos, pero solo de vez en cuando. Lo que tienes que hacer cuando todo esto suceda es esto, esto y esto». Mi amiga me lo contaba realmente asustada. Ni se sentía preparada -no lo estaba porque no había recibido ninguna formación- ni consideraba que fuera ella la persona que tuviera que responsabilizarse de situaciones tan profundamente delicadas. En cualquier caso, es lo que había.
Artículo de Isabel Olmos Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Izan en el país de los ciegos
Cada vez que un Gobierno progresista insiste en crear o ampliar horas de docencia en ética, convivencia democrática, valores y respeto en sociedad, hay gente que se ríe o altera. ‘No sirven’, dicen, ‘son marías’. A Izan y a sus acosadores les hubiera servido
Leonard Beard.
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