Artículo de Paola Lo Cascio Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

La Diada de las emociones tristes

Se ha pasado de unas movilizaciones que proyectaban alegría, inclusividad y proyectos de futuro a, progresivamente, unas movilizaciones que transmiten crispación y resentimiento

Leonard Beard. / Leonard Beard

Hubo y hay un debate muy largo en torno a cuándo empezó el ciclo político que ya todo el mundo identifico con el nombre de 'procés'. La mayoría de los comentaristas lo sitúa en aquella Sentencia del Tribunal Constitucional que recortó algunos de los artículos del Estatut aprobado en 2010. Hay quienes definen su inicio con la celebración de las consultas populares sobre la independencia que se fueron celebrando a partir de 2009. Otros, en cambio, ven el cuándo empezó todo en el miedo que el Govern de Artur Mas tuvo cuando las movilizaciones que confluyeron en el 15-M pusieron en jaques sus políticas austeritarias. Los hay incluso que, más atrevidos y con más atención a la dimensión de la lucha partidista en el campo del nacionalismo catalán, que sitúan las raíces del 'procés' en la pérdida del gobierno autonómico por parte de CiU en 2003 y, posteriormente en la torsión independentista empezada por el partido del pujolismo a partir de 2007. Seguramente el debate seguirá, y seguramente también las posibles respuestas tienen que ver con el elemento que se considera más característico de todo el fenómeno, si la movilización popular, la pugna partidista o los ecos de los vientos identitarios que el conjunto de las sociedades, no solo 'occidentales', están experimentando como mínimo desde la gran crisis financiera de 2008.