Artículo de Ernest Folch Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

La otra mejilla de Aragonès

De la Diada de la ilusión (2012) a la de la frustración (2022): el presidente acierta desmarcándose sin miedo del purismo y sienta las bases para abrir un nuevo ciclo

Paris (France), 30/08/2022.- Catalan regional President Pere Aragones addresses during debate on Independence and Autonomy at the Medef Summer Conference, La REF 2022, at the Hippodrome de Longchamp racetrack in Paris, France, 30 August 2022. (Francia, Roma) EFE/EPA/YOAN VALAT / EFE/YOAN VALAT

Pere Aragonès no acudirá a la manifestación de la Diada, un peligroso pero audaz movimiento que devuelve la presidencia de la Generalitat al año 2012, cuando Artur Mas decidió no ir por responsabilidad institucional. El presidente prudente asume por fin riesgos de calado ante su socio y lo hace con nuevos argumentos: el más importante, que no quiere apoyar un acto que este año se convoca directamente contra los partidos, y más concretamente contra su partido. Su decisión es a corto plazo arriesgada, y puede movilizar a la parte más radical del independentismo, que contabilizará en contra del presidente cada uno de los asistentes. Ante esta facción, Aragonès es evidentemente un traidor, e inflama la ira de los hiperventilados en las redes sociales, donde se venderá incansablemente que es un 'president botifler’ y vendido al supuesto enemigo, en la habitual, desagradable, pero estéril retórica de Twitter. Es decir, a corto plazo es una decisión aparentemente comprometida, que provoca un coste de imagen en una parte del independentismo. Sin embargo, bien gestionada, puede ser una inversión inteligente a medio plazo.