El trasluz | Artículo de Juan José Millás Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

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Este verano me crucé con ella en la playa, cuando ambos paseábamos por la orilla. Aunque se había hecho mayor (como yo, claro), la reconocí enseguida y ella a mí

Varias personas se montan en un autobús de la EMT en la estación de Plaza de Castilla.  / Europa Press

Durante años, de camino al trabajo, coincidí en el autobús con una mujer que lo tomaba a la misma hora que yo. Jamás nos hablamos porque éramos dos desconocidos, aunque cada uno era consciente de la existencia del otro. El día que no nos encontrábamos, me preguntaba si estaba enferma o si mi reloj adelantaba o atrasaba. Pero eran incidencias motivadas sin duda por cuestiones propias de la vida laboral o personal (vacaciones, bajas por enfermedad, etc.). Tras estas breves interrupciones, la rutina volvía a instalarse en nuestras vidas para mi tranquilidad y quería suponer que para la suya. Un día desapareció. Pasaron las semanas y los meses y los años sin que volviera a manifestarse. Supuse que había cambiado de trabajo o que había fallecido, no podía saberlo, pero la eché de menos y le hice un duelo.