Artículo de Astrid Barrio Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Infamia en la Rambla

La condena al terrorismo y el apoyo incondicional a sus víctimas debe ser siempre, sin lugar a ninguna excepción, la ocasión para demostrar la unidad de los políticos y de las sociedades cualquiera que sea su ideología

5o aniversario del atentado del 17de agosto, la Presidenta del Parlament Laura Borràs saluda a los manifestantes que reclaman la verdad / RICARD CUGAT

La conmemoración del quinto aniversario de los desgraciados atentados islamistas en la Rambla de Barcelona ha quedado empañada por el miserable comportamiento de algunos asistentes al acto, de ideología independentista que, en vez de acudir al mismo para mostrar respeto y solidaridad hacia las víctimas y sus familias y su rechazo al terrorismo, aprovecharon la ocasión, con enfermiza insensibilidad, para volver a sostener la neurótica tesis que atribuye al Estado español la responsabilidad de los atentados. Más allá de los habituales abucheos a las autoridades políticas, que no por habituales dejan de ser menos despreciables en este tipo de contextos, los exaltados ni siquiera respetaron el minuto de silencio en honor a las víctimas que fue interrumpido por sus proclamas. La ignominia podría haber acabado aquí pero no fue así. Una vez finalizado el acto institucional la suspendida presidenta del Parlament, Laura Borràs, se acercó a saludar a los manifestantes, lo que equivale a avalar su comportamiento por mucho que después haya dicho que su conducta estaba fuera de lugar, y exhibiendo una vergonzante sonrisa autocomplaciente fruto de una vanidad sin precedentes, fue acogida a gritos de "Presidenta". No era el momento de darse un baño de masas y hacerlo en esas circunstancias solo revela una enorme bajeza moral.