Nos hemos embobado ante las imágenes del telescopio James Webb y hemos visto galaxias lejanas, choques de constelaciones, inmensidades que no podemos alcanzar. Nos hemos descubierto –como nunca o tal vez como en una de esas noches tan estrelladas y pensativas– frágiles e indefensos, ofrecidos a la magnificencia de los planetas en danza. Ante este espectáculo, que va más allá de la posibilidad ingenua de la percepción y que confunde tiempo y espacio, solo podemos dedicarnos a la poesía contemplativa o al humor. Es lo que ha hecho el científico francés Étienne Klein, director de investigación del Comisariado de Energía Atómica (CEA). No la poesía, sino el humor, y, aún más, la duda sobre todo lo que se nos presenta como real e incuestionable. En un tuit, publicó la foto de Próxima Centauri, “la estrella más cercana al Sol”. Era realmente impactante, una masa rojiza con cráteres y sombras, una circunferencia perfecta, con una definición extrema. "Este nivel de detalles", decía, "este mundo nuevo que se nos revela día a día".
Artículo de Josep Maria Fonalleras Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La ciencia, la vida y un chorizo
Vemos estrellas que nos deslumbran cuando tenemos delante una miniatura sin brillo. Y al revés. Los detalles más cotidianos a veces se nos presentan como un festival interestelar de luminarias
Nueva imagen del James Webb: el caos de la galaxia Rueda de carro /
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