El verano de 2022 será recordado, probablemente, como uno de los más calurosos y tensionados de los últimos años. Caluroso, ya dicen los expertos en la materia que este es uno de los veranos más frescos que viviremos. Los estragos del cambio climático se muestran de manera cada vez más virulenta, las temperaturas suben hasta números nunca antes vistos, las olas de calor se han convertido en la normalidad y no en la excepción, los incendios se propagan, la sequía aumenta y así se podrían continuar enumerando un sinfín de tragedias ante las que parece no haber una reacción lo suficientemente importante como para revertirlas. Además, continuamos transitando una pandemia mundial, la del covid-19, aunque algunos ya la den por concluida, a la que se ha sumado en fechas recientes una nueva alerta sanitaria, la conocida como viruela del mono.
Artículo de Ruth Ferrero-Turrión Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El mundo en llamas
A los estragos del cambio climático y la pandemia del covid-19 se suma un contexto internacional que cada día que pasa se torna más y más inestable y abre a su paso un cortejo eterno de nuevas incertidumbres
Ejército taiwanés realizan pruebas con fuego real en el sur de Taiwán. /
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